Lesiones pigmentadas en el ojo

Hoy toca hablar de un tema serio. El tema me lo propusieron por correo electrónico, y al principio no estaba muy animado a hablar sobre ello. No porque crea que la gente no debe estar informada (este blog no existiría si pensara así 😛 ), sino porque cuando hablamos de cosas «malas», se pueden desatar reacciones irracionales de hipocondria y cancerofobia. De todas formas, aquí está el artículo.

Lesiones pigmentadas

Con éste término podemos denominar a un tejido o parte de tejido que se encuentra anómalamente pigmentado. Dejando de un lado los tatuajes (tanto naturales como hechos a propósito, y sí, hay gente que se tatúa el ojo), vamos a referirnos concretamente a los crecimientos de tejido en los que tenemos una proliferación excesiva de melanocitos. Los melanocitos son las células que contienen la melanina, el pigmento marrón que nos da el color de nuestra piel y nuestros ojos, entre otras cosas.

Para entenderlo mejor, vamos a acudir a ejemplos que tenemos más cercanos: las lesiones pigmentadas de la piel. Pecas, lunares, manchas solares, manchas seniles. Con nombres más técnicos, a veces hablamos de nevus. Todas estas lesiones (excepto algunos nevus) son en principio benignas, sin mucha trascendencia. También conocemos la lesión maligna: el melanoma. Se trata del cáncer de piel más famoso (aunque ni mucho menos el único), relacionado con la exposición solar.
Tanto en el caso de lesiones benignas como malignas, se tratan de lesiones en las que un grupo de melanocitos prolifera, o se encuentra en mayor número de lo habitual, por lo que esa zona aparece más oscura que las circundantes.

En el ojo pasa más o menos lo mismo, nos encontramos lesiones benignas y malignas. Lo que pasa es que puede haber en diferentes localizaciones.

Conjuntiva

La conjuntiva es un fino tejido transparente que se encuentra sobre «lo blanco» del ojo (hablamos de ella en el artículo de las lentillas, por ejemplo). Aquí pueden aparecer lesiones pigmentadas, fáciles de ver porque son marrones sobre fondo blanco (o rojizo, si crece en el «rabillo de dentro», que se denomina carúncula).

Muchas veces son lesiones que se tienen desde la infancia y que no crecen, por lo que sólo hay que observarlas. Pero existe la posibilidad de que la lesión pase de ser «buena» a ser un carcinoma.
El oftalmólogo utiliza la lámpara de hendidura para el examen ocular, y con ella puede medir exactamente las dimensiones de la lesión, de cara a controlar su crecimiento. También hay lámparas de hendidura con cámara fotográfica (normalmente digital y conectada a un ordenador), con lo que el seguimiento es incluso más sencillo.

Hay que recordar que algunas «manchas» en la zona blanca del ojo ni siquiera son nevus, por lo que no van a convertirse en lesiones malignas en ningún caso. Lo más típico (sobre todo para algunas razas) es el caso de la escleromalacia, que consiste en que una esclera delgada (la esclera es lo que está debajo de la conjuntiva, la cobertura externa del ojo que le da su color blanco característico) que permite vislumbrar por transparencia la coloración del tejido que hay debajo.

El iris

Ya explicamos en su momento que el color del iris se debe principalmente a la cantidad de melanina que tenemos, así que cuando hemos empezado a hablar de lesiones, de melanina y de ojos, muchos habrán pensado directamente en el iris.

Ciertamente, hay nevus en el iris, y melanomas de iris. Hablando de este último que es el que realmente preocupa, en comparación con otros tejidos del ojo, el melanoma de iris es muy raro.

Fondo de ojo

Recordamos que en el fondo del ojo se encuentra la retina, el delicado tejido que recoge la información visual, y justo detrás una capa llamada coroides (sobre retina y coroides hemos hablado en otras ocasiones). La retina tiene una capa de células llamada epitelio pigmentario, que como habréis adivinado, contiene melanina. En la coroides hay muchos más melanocitos. De esta forma, en el fondo de ojo nos podemos encontrar con lesiones pigmentadas, con el inconveniente de que no se ven a simple vista como ocurre con las lesiones en conjuntiva o iris.

Las lesiones más típicas son los nevus coroideos. Se ven en el fondo de ojo como manchas de color pardo, medianamente delimitadas.

Hay que vigilarlas, de forma parecida a los lunares de la piel, por si crecen. En algunos casos pueden malignizarse y convertirse en melanomas, aunque esto ocurre en un pequeño porcentaje de casos. Con respecto a los nevus de piel, los del fondo de ojo presentan dos inconvenientes principales:
– No se ven a simple vista, por lo que no es el propio paciente el que puede vigilar su crecimiento. Se necesitan controles periódicos en el oftalmólogo.
– No se pueden extirpar y analizar «por si acaso». En la piel, ante la mínima duda se pueden eliminar por congelación o mediante excisión quirúrgica, siendo ambos procesos relativamente fáciles y sin secuelas. El acceso al fondo del ojo es complejo; quitar o neutralizar una lesión supone en muchos casos una pérdida severa o total de visión. Por lo tanto, tenemos que tener una sospecha razonable de malignidad para ser agresivos.

La diferenciación entre nevus «bueno» y melanoma de coroides es complicada. En el caso de la fotografía de antes, una mancha marrón grisácea poco llamativa, no muy grande y plana, podemos ir revisando tranquilamente. Pero puede ser un nevus más grande:

Cuando el aspecto es más «feo», debemos ponernos en marcha sospechando un melanoma:

A veces tenemos la desgracia de encontrarnos casos muy avanzados, donde quedan pocas dudas:

En otras ocasiones nos encontramos con melanomas que paradójicamente no tienen melanina (sigue siendo una proliferación de melanocitos, pero estas células han perdido la capacidad de producir melanina). Por lo tanto, no poseen el característico aspecto oscuro. De todas formas, hay otros signos inequívocos:

Por último destacar que hay otras herramientas que nos ayudan al diagnóstico, no sólo la visualización directa del fondo del ojo. Por ejemplo, una ecografía. En la imagen de abajo vemos cómo el tumor ha crecido hacia el interior de la cavidad del ojo:

Cáncer y oftalmología

Hemos hablado de pasada del melanoma de coroides, que es tumor maligno más frecuente que se origina en globo ocular. Existen melanomas y lesiones pigmentadas en otras localizaciones oculares de las que no he hablado en el artículo. También existen muchos más tumores (benignos y malignos) no pigmentados, de los que no he hablado en absoluto. Por su frecuencia, cobrarían especial importancia los del párpado.
Sin embargo, no solemos pensar en el oftalmólogo como un médico que nos diagnostique una enfermedad peligrosa para la vida. Esa impresión es cierta: hay muy poca mortalidad en nuestra especialidad. De hecho, excepto en los centros de referencia de oncología ocular, enfrentarse a una enfermedad que ponga en peligro la vida es algo infrecuente para un oftalmólogo.
Con esto quiero decir que aunque muchos se hayan asustado al ver estas fotografías, no vayan corriendo al oftalmólogo para que les vea el fondo de ojo «por si acaso». El melanoma de coroides es muy poco frecuente en la población general. Además, no está claramente relacionado con la exposición solar, como ocurre con el melanoma de piel.

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8 Comments

  1. Joaquim
    14 noviembre, 2007

    Efectivamente, el cancer está en todas partes, aunque probablemente no es el ojo el órgano que a la mayoría nos viene a la memoria.

    Un matiz tonto, pero que me ha hecho releer el párrafo donde pones

    «En el ojo pasa más o menos lo mismo, no encontramos lesiones benignas y malignas.»

    entiendo que debe ser

    «En el ojo pasa más o menos lo mismo, NOS encontramos lesiones benignas y malignas.»

    Salu2

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  2. Ocularis
    14 noviembre, 2007

    Pues sí, es una errata. Ya lo he cambiado.
    Gracias por avisar.

    Responder
  3. lesmurff
    15 noviembre, 2007

    Vaya, otra entrada que me afecta directamente. Estaba la de la miopía, la del astigmatismo, y ahora me entero de que mi «mancha de nacimiento» se llama Nevus en el iris. Pero mis iris son marrones y no destaca tanto como en el ejemplo.

    P.D.: En la imagen del melanoma del fondo del ojo que no tiene melanina;¿»a» es la parte sana, «b» la limítrofe y «c» el melanoma, o estoy confundiendo «a» con «c»?

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  4. Ocularis
    15 noviembre, 2007

    Hola Lesmurff:

    En la imagen que preguntas, A es la zona del melanoma: es una retina abultada, desprendida, amarillenta. C es el límite entre la retina sana y la que está desprendida sobre el melanoma. B está en el fondo del ojo sano, concretamente sobre el nervio óptico o papila.

    Un saludo.

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  5. […] El tatuaje es una técnica de decoración del cuerpo. Puede ser permanente (introduciendo con una aguja los pigmentos en la dermis, zona profunda de la piel) o temporal (habitualmente con henna, colocando los pigmentos en la epidermis, zona superficial de la piel que se regenera y descama periódicamente). También se conocen técnicas de tatuaje del ojo, tal como se puede ver en esta página (tuve ocasión de saber esto leyendo este artículo de Ocularis). Además de su uso decorativo es empleada en cirugía estética para corregir defectos de pigmentación o como maquillaje permanente. […]

    Responder
  6. fondos
    4 octubre, 2011

    wallpapers…

    […]Ocularis » Lesiones pigmentadas en el ojo[…]…

    Responder
  7. ADRIANA PEREZ HURTADO
    9 octubre, 2015

    hola buenas tardes este blog es muy bueno da mucha información

    Responder
  8. Nartur
    12 julio, 2018

    El cancer ocular es terrorifico.

    Responder

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