Meditaciones del 2007 (I)

Como hace 2 meses, si la agenda me lo permite voy a aumentar la cantidad de artículos personales que voy a escribir. Quizás lo hago porque el hecho de escribirlo me organiza las ideas, o que al hacer públicos mis proyectos propios me obligo a llevarlos a cabo. Puede que sea por egocentrismo (ya se sabe lo que se dice de los blogueros), o porque mi gato últimamente no me hace mucho caso. Mi teoría es que después de tantos meses, sentarme delante de la pantalla a escribir es algo cada vez más natural. Cuando escribo artículos para el blog salen de forma muy espontánea y a la primera, tal como los voy pensando. Algún lector me ha escrito diciéndome que se nota que me preparo bien los artículos; le tuve que explicar que no es así, que van saliendo directamente según escribo. No me hago esquemas como si fuera a explicar una lección. Lo que redacto lo considero casi como una conversación con un hipotético amigo que me preguntara una duda sobre los ojos. Así, voy intercalando preguntas y objecciones que me voy poniendo a mí mismo. Aunque los textos científico-divulgativos no se prestan bien a los relatos dialogados, en mi mente a veces redacto como si fuera una mala copia de mi autor favorito. Así, al encontrarme a gusto conversando conmigo mismo mientras escribo artículos de ojos, con más razón cuando medito sobre temas más personales
Lo dicho: el artículo de hoy no tiene que ver nada con la oftalmología, y casi nada que ver con la medicina en sí. Os recuerdo que en el marco derecho tenéis las opciones de sindicación por categorías, por si utilizáis un lector de feeds y no os interesan mis disquisiciones personales (lo entiendo perfectamente), para que cambiéis la URL de sindicación. Y si estáis visitando la web, en el marco izquierdo están las categorías. Si en los marcadores/favoritos guardáis por ejemplo la dirección de la categoría de oftalmología, os quedáis con lo que creo que es lo más interesante del Proyecto Ocularis.

2007: Época de cambios

Ya lo anunciaba en la entrada del nuevo año: el 2007 iba a traer cambios para mí. Pero lo que me gusta es que en esta ocasión los cambios en parte salen de mí. Conociendo mi vida muy por encima uno puede adivinar fácilmente qué momentos han sido los más decisivos, los de cambios importantes. Principalmente son tres:

  • El año que acabo el instituto (el COU de antes) y entro en la carrera.
  • Cuando acabo la carrera y tengo que ir a estudiar el examen MIR.
  • Al elegir especialidad y empezar a trabajar de médico.

Todo es lógico, ¿no?. De hecho, fueron cambios poco traumáticos en cuanto a darle vueltas al coco. Ya tenía pensado que quería hacer medicina, así que tras aprobar la selectividad no tuve que meditar mucho. Tampoco tuve que pensar mucho para elegir el lugar donde hacer medicina, ni dónde estudiar el examen MIR. Ni siquiera para elegir la especialidad. Fueron épocas de cambios, de adaptarme a un nuevo lugar para vivir, crearse nuevamente un entorno social, etc. Pero no me ví en la necesidad de pararme a reflexionar para dónde estaba llevando mi vida y todo eso. Las decisiones estaban largamente meditadas y eran fluidas. Tenía la satisfactoria sensación de que tenía «la vida pillada por los cuernos».

De forma natural, el nuevo momento de cambio tendría que haber sido al acabar la residencia y convertirme en médico adjunto. No fue así. Puede que desde ese momento lleve arrastrando temas pendientes que no se han resuelto, y eso contribuye a que éste sea el año.

Sin embargo, yo creo que lo más importante son las cuestiones prácticas. A saber: un desajuste entre el estilo de vida que uno quiere llevar y el que le conviene. ¿A qué me refiero?. Bien, durante la carrera se vive bastante bien porque a poco organizado que seas da tiempo a sacar los cursos y además disfrutar de tu juventud, hacer muchas cosas, conocer a gente, ver mundo, etc. El año que estudias el MIR es todo lo contrario, un paréntesis donde te olvidas de todo el mundo e inviertes el 100% en tu futuro. Si tienes suerte y apruebas a la primera, bueno, sólo es un año. Durante la residencia no es el atracón de estudiar del año de la oposición, pero inviertes mucho tiempo para la medicina. De todas formas se lleva bien porque te gusta la especialidad que haces, por fin ejerces la medicina, y el ambiente del hospital te hace sentir muy vivo. No ganas mucho dinero, y entre las guardias, jornadas de tarde, preparar sesiones clínicas, estudiar para las rotaciones y tal, no queda mucho tiempo libre. Sabes que son unos pocos años, y que después vivirás un poco más holgadamente y con tiempo para uno mismo. Digamos que sigues invirtiendo en tu futuro.

El problema llega al acabar la residencia y trabajar de adjunto, porque descubres que:

  • Las cosas no están para vivir holgadamente. Una colega lo reflejó muy bien en este artículo, os recomiendo que lo leáis.
  • La carencia de médicos se está notando, por lo menos en algunas especialidades. Sin embargo eso no se acompaña de una eventual mejora de las condiciones de trabajos. Parece que la ley de oferta y demanda no funciona bien en este caso. Pero lo que sí se nota es la mayor carga asistencial.

Y lo que me digo (infructuosamente) a mí mismo: no se puede abarcar todo lo que quieres hacer. Me resulta difícil renunciar a algo.

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4 Comments

  1. Manuel
    10 abril, 2007

    Con los informáticos también ha pasado algo «extraño». Algunos no encuentran trabajo en buenas condiciones, y hay empresas que no cubren fácilmente sus ofertas. Yo creo que la ley de la oferta y la demanda no explica todo. Hay otras cosas que influyen.

    Hay momentos de cambio, y también hay fin de etapas, época previa al comienzo de la nueva.
    Esos son momentos son buenos para dejar lo que uno no quiere ya en su vida, lo que está caduco, y no quiere llevarse a la siguiente etapa. Toca entonces, renunciar a cosas, acabar con algunas. Tirar la ropa vieja, y así dejar sitio en el armario para la ropa nueva que elegiremos después. Así estaremos más libres para empezar luego la etapa nueva.

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  2. Ocularis
    10 abril, 2007

    Yo también soy de la opinión de que la ley de oferta y demanda no lo explica todo. Al fin y al cabo, con todo lo injusta que pueda llegar a ser esa ley, es objetiva y la forma de estar en el lado conveniente de la balanza, es transparente. Creo que hay una serie de posiciones de poder, muy estabilizadas, que paralizan la evolución del sistema. Así, aunque estés en una posición de gran demanda y con poca oferta que te haga la competencia, sigues sometido a unas condiciones no acordes a la situación.

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  3. Antorcha
    8 mayo, 2007

    Hacía mucho que no pasaba por aquí pero al leer este artículo me he dado cuenta que nos tendríamos que haber imaginado el cambio que has elegido, será díficil para algunos, me incluyo, pero creo que tu vida va a mejorar notablemente. Sólo mandarte un abrazo y mucho áinimo en esta nueva etapa.

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  4. Ocularis
    10 mayo, 2007

    Ciertamente, el cambio no ha sido tan súbito como lo puede parecer. Me ha costado dar el paso, y las circunstancias actuales sólo lo han acelerado. Gracias por el abrazo, y seguro que mantendremos el contacto.

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