Esta es la continuación de este artículo
Bien, ya sabemos que la retina, la pantalla donde llega la imagen del exterior, no es un órgano sencillo y homogéneo. Según la zona que examinemos, se especializa en una función.
Hoy vamos a ver la zona más importante, la retina central, la que se encarga de la resolución de la imagen. Es la zona más compleja y más delicada de la retina, y también la parte más «noble» del ojo. De su buen estado depende nuestra visión. Anatómicamente la parte central se llama mácula, que significa mancha en latín. Se llama así porque es como una «mancha oscura» en el centro del fondo de ojo. Si la retina tiene un color naranja brillante, la mácula tiene una coloración más marrón.
En centro de esta mácula hay como un socavón, una depresión microscópica, llamada fóvea.
¿Qué tiene de especial esta fóvea?. Los fotorreceptores, esas células que reciben la luz, están muy juntos, y además son sólo conos. Esta particularidad es la que nos da la resolución de la imagen. Como dijimos en el artículo anterior, cuanto más juntos están los receptores, mejor resolución tenemos, imágenes más nítidas
Fijaos en este esquema: las células alargadas de abajo son los receptores. La fóvea se ve como una depresión con forma de cuña, y justo a ese nivel, los receptores, en este caso conos (que parecen como zanahorias azules en este dibujo) están muy juntos unos a otros.
Bueno, quizá os decepcione un poco, pero así de simple es el secreto. Unos pocos conos muy juntos dan una imagen muy nítida, al estar «apretujando» los receptores (es decir, los pixeles) si llegan 2 rayos de luz muy próximos podrán ser captados por dos receptores diferentes, y se verán como puntos diferentes. Es decir, imagen de gran resolución.
Lógicamente, en esta retina central, cada cono tiene su propia fibra nerviosa para él.
Cuantitativamente, de los 200 millones de receptores de la retina, sólo 150.000 cumplen esta función de retina central, y por tanto del millón de fibras nerviosas que hay en el nervio óptico, sólo 150.000 se ocupan de la «visión de alta resolución». El resto, cuantitativamente es más grande, pero funcionalmente mucho menos importante.
Me direis: entonces tenemos mucha resolución en poco espacio, el resto de la retina vera borroso, no nítido y «pixelado». Pues así es.
La fóvea y la zona de alrededor que todavía tiene buena resolución de imagen ocupan unos 3 grados de visión, de los 120º de campo visual que tiene un ojo. O sea, justo el centro. Por eso sólo vemos enfocado lo que está exactamente en el centro de nuestra visión.
Podeis probarlo vosotros mismos. Mirad un cartel a lo lejos y leedlo. Después intentad leerlo sin mirar exactamente al cartel, sino a otro objeto un poco al lado. Es difícil hacer la prueba porque los ojos se mueven automáticamente a lo que queremos ver, es casi involuntario. Pero si conseguis tener la mirada un poco apartada, descubrireis que no lo podeis leer. Reconoceis los colores del cartel, pero no teneis suficiente nitidez para leer.
Otro experimento: mirad a los ojos de alguien que está leyendo un papel. Los ojos van dando saltitos muy rápidos de izquierda a derecha, y cuando acaban la línea un salto grande de derecha a izquierda. Eso es porque sólo podemos leer lo que cae en la fóvea, y tenemos que estar desplazando constantemente la mirada hacia el siguiente grupo de palabras.
Si nuestro ojo tuviera la misma capacidad de resolución en toda la retina, leeríamos «de un golpe de vista», no tendríamos que irnos desplazando por el papel
28 septiembre, 2008
[…] Este artículo es realmente la continuación de la serie: “¿Cuántos megapixels tienen nuestros ojos?”, de cuatro capítulos: primero, segundo, tercero y cuarto. Se supone que el cuarto artículo era el final y acababa la serie. Sin embargo, por los (abundantes) comentarios que he recibido, me he dado cuenta que no a todo el mundo le han quedado los conceptos claros. Toda la “teoría” está explicada en estos cuatro artículos previos (toda la teoría básica necesaria para entender los conceptos de resolución a un nivel sencillo, realmente se podría hablar mucho más del tema). En este artículo tengo 2 objetivos: * En base a lo ya explicado, evitar los errores de relacionar megapixeles con resolución, y no comparar directamente la calidad de la imagen digital con la información del ojo. * Dar datos concretos de qué resolución tienen los ojos. […]
18 diciembre, 2008
osea, que cada ojo tiene 0,15 megapíxeles de resolución óptima… qué desilusión, aunque al menos hago mejor el balance de blancos y la visión nocturna que mi cámara de 7 MP jejeje
felicidades por el artículo.
21 diciembre, 2008
No, no es así. Te aconsejo una lectura minuciosa de toda la serie de artículos, incluído «resolución de imagen y agudeza visual». Lo importante es el tamaño del pixel, no el número. De esa forma, jugando con zoom y distancia, una imagen de 7MP podríamos verla pixelada.
13 enero, 2011
[…] (27418)El orzuelo y el chalación (12574)¿Cuántos colores pueden tener los ojos? (9091)Colirios para los ojos rojos (8869)Blefaritis (8640)Miopía, hipermetropía y astigmatismo (8609)La miopía (7363)Populares de […]
5 febrero, 2016
Hola Ocularis, una duda: ¿en toda la retina hay fotorreceptores? ¿sólo en la mitad posterior del globo ocular? ¿E qué parte de la retina estaría el «borde» del campo visual? ¿o no hay un borde definido y la densidad de fotorreceptores disminuye de forma gradual?
7 febrero, 2016
Una pregunta interesante. La respuesta es que hay también fotorreceptores en la en la parte anterior del globo ocular. Como sin duda has adivinado, esos fotorreceptores no colaboran para producir la imagen, porque físicamente es imposible que en la mitad anterior del ojo se enfoque la imagen virtual invertida que se proyecta del exterior. Sin embargo, sí que llega luz indirecta, que está dispersada de las lentes del ojo (producto de las aberraciones ópticas o el llamado «scattering»), o bien que rebota del propio interior del ojo.
Imagínatelo de esta manera: estás en el cine viendo una película, con todas las luces apagadas (imagínate que no hay luces de emergencia, ni en las escaleras). La única fuente de luz es el proyector de cine. La imagen se proyecta nítida en la pantalla. Si giras la cabeza, eres capaz de vislumbrar al que tienes sentado al lado. Eso es posible porque el patio de butacas no está en oscuridad absoluta. Aunque en penumbra, eres capaz de ver gracias a la escasa «luz ambiente» que proviene del proyector y la pantalla. Esa luz primariamente produce la imagen en la pantalla, pero una pequeña parte ilumina de forma difusa y leve el resto de la sala.
Con el ojo pasaría parecido: una pequeña parte de la luz rebota y llega de forma indirecta a toda la superficie interior del ojo. Y lo recogen estos fotorreceptores que están situados de forma demasiado anterior para colaborar a formar una imagen consciente. ¿Entonces tienen alguna función?. Sí, dan información de la cantidad de luz ambiente, y de las variaciones de iluminación que llega al ojo. Estos datos le sirven al cerebro para elaborar reflejos como abrir o cerrar la pupila, o cerrar los párpados con luz intensa.
En cuanto a qué parte de la retina tiene el «borde» del campo visual, la respuesta también es curiosa. Se trata de un borde dinámico, varía de unos momentos a otros. Y es así porque nuestro propio campo visual es variable, es algo mayor o menor según las circunstancias lumínicas. Con mucha luz, se cierra la pupila, y también se nos reduce un poco el campo visual. Y pasa lo contrario con poca luz. Esto no se conoce mucho, pero por ejemplo cuando nos asustamos, las pupilas se nos dilatan y se amplía nuestro campo visual. Si bien podemos discutir la relevancia real de esta medida, vemos que la respuesta al estrés de «lucha o huye», que nos aumenta la frecuencia cardiaca y la tensión arterial para prepararnos para un peligro físico, nos mejora nuestro campo visual. Así, teóricamente podemos ver mejor peligros que nos acechan. Esto es a costa de perder cierta nitidez de enfoque. Es decir, pupila grande, vemos más cosas a nuestro alrededor, pero quizás no tan nítidas. Cuando la pupila es más pequeña, aunque sacrificamos algo de campo visual, ganamos profundidad de foco, por lo que mejoraría la nitidez de la imagen en ciertas circunstancias, sobre todo si tenemos pequeños defectos de graduación o enfocamos objetos muy cercanos.
Un saludo.
21 noviembre, 2022
Muy buenas, otro artículo que me ha encantado, y ahí van «dos» preguntas:
Al final del artículo comentas que es imposible leer de un golpe de vista, pues el «area nítida» de nuestro campo de visión es muy pequeña. ¿Cómo es posible entonces que los chimpancés (y algunos humanos que han entrenado también, aunque menos) sean capaces de recordar la localización de los números que aparecen en en un destelleo de la pantalla? ¿El ojo humano necesita realmente enfocar a cada número por separado para distinguir cuál es? Y, aunque entiendo que esto se sale del campo de un oftalmólogo, ¿dónde puede estar esa diferencia con los chimpancés (en el ojo, en el cerebro…)? (Aquí un video para que veas los experimentos de los que hablo, que seguro que te suenan: https://youtu.be/nTgeLEWr614 )
Y mi otra pregunta:
Cuando a una persona le cuesta leer algo (o cuando le cuesta entenderlo), muchas veces frunce el ceño o contrae un poco los músculos cerca de los ojos, pero no lo suficiente como para crear el efecto de un agujero estenoptéico, que sí que ayudaría a mejorar la agudeza visual. ¿Qué sentido tiene entonces, ayuda en algo a ver mejor?
Muchas gracias
4 diciembre, 2022
Pues muchas gracias por las preguntas, Iago. Especialmente la primera, porque me ha servido como tema para el siguiente artículo del blog, que acabo de publicar. Aquí tienes el enlace por si te interesa:
https://ocularis.es/otras-funciones-del-campo-visual-periferico/
En cuanto a la segunda pregunta, la función de fruncir el ceño y otros movimiento similares de la musculatura periocular es comunicativa, social. No se trata de una función visual, la mayor parte de las veces. Los ojos abiertos y «relajados» dan un mensaje de que todo está bien, de que tenemos una actitud amigable. Por el contrario, el ver una inclinación de la cabeza de las cejas hacia abajo (que se obtiene de forma dinámica frunciendo el cejo, pero que también hay diferencias entre especies animales en este sentido), da un mensaje de amenaza, o de que algo no va bien, de problemas o dificultades.
Por ejemplo, los lobos tienen anatómicamente esta zona cerca de los ojos más inclinada, esta zona periocular está más «cerrada». Y da la sensación de peligro y amenaza. Sobre todo si lo comparamos con los perros, que tienen como una de las diferencias fundamentales esa forma de los ojos, más abiertos. Dan menos sensación de amenaza y de que son animales más amistosos.
En el ser humano, fruncir el cejo señala enfado, o esfuerzo, o alguna dificultad. Muchas veces utilizamos ese gesto sin ninguna relación con los esfuerzos oculares. Cuando estamos leyendo, expresamos que nos cuesta, o entender o leer.
Un cordial saludo.
4 diciembre, 2022
[…] este artículo ha surgido a partir de un comentario que ha realizado un amable lector, Iago, sobre este artículo sobre “los megapixeles del ojo”. Este post que enlazo es el tercero de una serie en el que explico que la retina, como órgano […]